¿Qué es Leer?




Leer

La actitud escolarizante nos ha hecho creer que leer es solamente descifrar e interpretar las símbolos escritos que es lo que generalmente aprendemos en la escuela. Pero leer es mucho más que eso y lo ha explicado de manera espléndida Paulo Freire en sus escritos. ¿Qué no entendimos? ¿Por qué razón lo interpretamos mal o lo tergiversamos?.

Leerme Yo.

Todo ser humano debe aprender a leer sus sensaciones y sus sentimientos, para entender sus necesidades vitales como el frío, el hambre, el calor, la sed, el afecto, el miedo, la alegría y la tristeza y de esto depende su salud física y emocional.

Es indispensable que aprendamos a leernos a nosotros mismos, nuestras sensaciones, dolores, sentimientos, deseos, etc. 

Esta percepción se da por medio de nuestros sentidos: 

Vista. Diferenciar los colores, tamaños, distancias…..

Oído: entender y diferenciar los sonidos: la música, el ruido. Los sonidos agradables de los desagradables, la voz amable o amenazante, los sonidos de alarma.

Olfato: reconocer los olores, diferenciar esencias, olores nauseabundos o agradables 

Tacto: reconocer las texturas de los objetos, áspero o suave. Percibir los cambios de temperatura, disfrutar de una caricia o repeler el dolor.  

Gusto: salado o dulce, simple, insípido, etc.

Leer nuestra percepción interna nos permite darnos cuenta de nuestras sensaciones físicas como el dolor, la incomodidad, la necesidad de atender nuestras necesidades fisiológicas, etc.

También desde niños aprendemos a reconocer el agrado o el dolor en las personas que están en nuestro entorno. Un niño aprende a reconocer cuando su madre le mima o cuando le rechaza por alguna razón. Aprende y vive armonía o desencuentro dentro de su núcleo familiar, lo cual ayuda a cimentar la bases de sus afectos futuros. Aprende a diferenciar los tamaños y los colores, los sonidos suaves y agradables de los que no lo son, los olores, las textura de los objetos, y el sabor de los alimentos o cualquier producto que acerca a la boca. También debe aprender a atender y manejar sus necesidades fisiológicas.

Es el famoso “conócete a ti mismo” del que hablaban los filósofos griegos, pues solamente conociendo nuestras capacidades y deficiencias lograremos orientar mejor nuestras vidas.

Leer la naturaleza

Más tarde, los humanos debieron reconocer la naturaleza, como fuente de vida y leer los beneficios que el agua presentaba como elemento indispensable para la vida, para la producción de peces, para el riego de los cultivos. Aprendió también a leer y entender los beneficios que traía el sol para calentar el ambiente, facilitar el crecimiento de las plantas y la maduración de los frutos. Aprendió a leer la limpieza del aire o lo enrarecido de este por cualquier causa como el humo, el polvo, los buenos o malos olores.

Cuando estudiamos las civilizaciones antiguas, podemos notar el interés que todas tenían sobre el cosmos y los astros. Esto porque los movimientos de los astros en el cosmos, está directamente relacionado con los tiempos propicios para los cultivos, la siembra y recolección de las cosechas o sea la supervivencia de la especie.

Hoy en día se habla de analfabetismo ecológico y eso precisamente es lo que demuestra el ser humano actualmente con su incapacidad de ver que “todo en el mundo es armonía” y que nosotros hemos roto esa armonía con el abuso en la explotación de los recursos de la naturaleza, aprendiendo a leer solamente la números de las cuentas bancarias.

Es indispensable pues, aprender a leer el medio ambiente, leer la vida de los animales y las plantas, reconocer la armonía entre ellos y aceptarnos nosotros como parte integral de la



naturaleza. Esta lectura es una función fundamental de nuestra existencia. Solo cuando aprendamos a leer la naturaleza aprenderemos a respetarla y protegerla, utilizando sus recursos de manera racional.

Freire lo explica de una manera magnífica en su conferencia sobre La Importancia del Acto de Leer “Los “textos”, las “palabras”, las “letras” de aquel contexto se encarnaban en el canto de los pájaros: el del sanbaçu, el del olka-pro-caminho-quemvem, del bem-te-vi, el del sabiá; en la danza de las copas de los árboles sopladas por fuertes vientos que anunciaban tempestades, truenos, relámpagos; las aguas de la lluvia jugando a la geografía, inventando lagos, islas, ríos, arroyos. Los “textos”, las “palabras”, las “letras” de aquel contexto se encarnaban también en el silbo del viento, en las nubes del cielo, en sus colores, en sus movimientos; en el color del follaje, en la forma de las hojas, en el aroma de las hojas –de las rosas, de los jazmines–, en la densidad de los árboles, en la cáscara de las frutas. En la tonalidad diferente de colores de una misma fruta en distintos momentos: el verde del mango-espada hinchado, el amarillo verduzco del mismo mango madurando, las pintas negras del mango ya más que maduro. La relación entre esos colores, el desarrollo del fruto, su resistencia a nuestra manipulación y su sabor. Fue en esa época, posiblemente, que yo, haciendo y viendo hacer, aprendí la significación del acto de palpar”.

Leer mi medio social

En este punto se ha creado gran confusión con las ideas de Paulo Freire, pero él tenía razón cuando dice: ”una comprensión crítica del acto de leer, que no se agota en la descodificación pura de la palabra escrita o del lenguaje escrito, sino que se anticipa y se prolonga en la inteligencia del mundo. La lectura del mundo precede a la lectura de la palabra, de ahí que la posterior lectura de ésta no pueda prescindir de la continuidad de la lectura de aquél. Lenguaje y realidad se vinculan dinámicamente” Y prosigue: “De aquel contexto –el del mi mundo inmediato– formaba parte, por otro lado, el universo del lenguaje de los mayores, expresando sus creencias, sus gustos, sus recelos, sus valores. Todo eso ligado a contextos más amplios que el de mi mundo inmediato y cuya existencia yo no podía ni siquiera sospechar”

Consciente o inconscientemente las personas aprendemos a conocer el medio social en que nos movemos. Nuestro entorno familiar, cultural y económico. También aprendemos nuestra manera particular de  reaccionar ante este medio. Aprendemos el orden de las cosas, la pertenencia, la seguridad, el aseo. Las normas sociales que nos rigen, la ética, la justicia.

Posteriormente, llegamos a la lectura de las letras, a la decodificación del alfabeto, que es otro nivel de lectura, pero que sin lugar a dudas, deberá estar cimentado en los conocimientos anteriores que debimos haber adquirido en nuestra primera infancia y en el contexto familiar y social.

Paulo Freire Conferencia sobre La Importancia del Acto de Leer,

https://media.utp.edu.co/referencias-bibliograficas/uploads/referencias/articulo/524-la-importancia-de-leer-freire-docpdf-mh5tB-articulo.pdf


abcdespañol: El Juego de la Lectoescritura 

©️Prof. Javier González Quintero 

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