La escuela, más allá de los muros.
Desde hace muchos años sostengo que para que los niños o los adultos aprendan se requiere el interés de aprender, es decir, las ganas y el uso de materiales estructurados orgánicamente que faciliten la adquisición de saberes, valores y actitudes. Durante mis años de práctica docente, muchas veces recomendé alargar los tiempos de recreo. Esto porque nos dimos cuenta que, durante la hora de recreo, las tareas se hacían, se estudiaba para el examen, se ensayaban los poemas y en general, los niños y niñas se ponían al día. Era pues en el patio de recreo que los estudiantes aprendían de sus compañeros las lecciones que no habían logrado adquirir durante las horas de clase o en casa. De aquí naciò la expresión: “Entre recreo y recreo se pierde mucho tiempo”. En días pasados escuchaba una conversación en la cual se afirmaba que la demora en iniciar el proceso educativo con los niños de cierto sector se debía a que estaba pendiente la licitación para la construcción de la escuela respecti...